Fugu (Japón)
El famoso pez globo es toda una 'delicatessen' en Japón, pero quien lo ingiere sabe que pone su vida en las manos del cocinero. Cada uno de estos expertos manipuladores pasa un curso de tres años preparándose para servir este plato (que sólo el 35% aprueba). Cada año mueren unas 6 personas en japón por comer fugu, principalmente por manipular ellos mismos el pescado. El peligro de este pez viene de la tetrodoxina, una potente neurotoxina que se encuentra en sus vísceras y que puede paralizar los músculos y detener la respiración.
Cangrejos (América Latina)
No es que bien cocinados sean peligrosos, es que hay gente que se los come crudos, y entonces se corre un serio peligro de contraer cólera. Lo mismo puede ocurrir si comes mejillones, almejas, gambas y ostras sin cocinar. En ese estado pueden ser más peligrosos que la mayonesa de un chiringuito en agosto. Puede que en occidente ya nadie muera de cólera, pero desde luego no es un trago agradable.
Casu Marzu (Cerdeña)
En principio parece un queso italiano corriente y moliente, el problema es cuando te enteras de que para que fermente bien hay que levantarle la tapa y dejarlo que se haga al aire libre. Y es entonces cuando en su interior pueden caer larvas de moscas. Si te lo comes entonces, los gusanos pueden llegar a tus intestinos y provocarte una miasis. Algunos países de la Unión Europea han prohibido este queso, pero en Cerdeña lo consideran afrodisíaco.
Cerebros de mono (Asia)
Todos hemos oído esa leyenda urbana de que se sirven con el mono todavía vivo. Lo cierto es que no es así, aunque hay rumores de que en Singapore, Malasia y China se encuentran restaurantes que siguen con esta práctica. El peligro de comer estos cerebros es que se puede adquirir 'encefalopatía esponjiforme', la tristemente famosa enfermedad de las vacas locas, que provoca deterioro neurológico, demencia y finalmente la muerte.
Sannakji (Korea)
Este pulpo no venenoso es muy popular en Korea como plato crudo. El problema como digo no viene por toxina alguna, sino por el modo en que lo preparan en los mercados, donde trocean al animal aún vivo. Mientras que el trozo que te estás comiendo llegue al estómago no hay problema, pero si una de las ventosas se te adhiere a la garganta una vez tragado, puede que sea el último bocado que ingieras jamás. Si te da por probarlo, recuerda masticarlo muy mucho antes de tragarlo, y acompáñalo con un largo trago de alguna bebida. Todos los años mueren media docena de personas en Korea a causa de este plato.
Rana toro gigante (Namibia)
Comer este batracio puede hacer que te fallen los riñones, o peor aún, la muerte. Existe una razón por la que en todo el mundo sólo se consumen las ancas de las ranas. El cuerpo de estos anfibios es un campo de minas de toxinas peligrosas. En cambio, en Namibia se considera una delicia el animal completo. La rana toro gigante mide 20 centímetros de largo, y existe la creencia de que comerla es seguro si se hace antes de la temporada de apareamientos.
Planta del Ackee (Jamaica)
A pesar de que esta fruta tiene un aspecto delicioso, asegúrate de que te la hayan preparado bien. Si te comes la parte que no debes, puede provocarte la enfermedad del vómito jamaicano, que consiste en un bajón de azúcar fatal en sangre. Si te la ofrecen recuerda, solo se comen las partes amarillas, las rojas y negras pueden ser mortales. Afortunadamente los jamaicanos la conocen bien y saben manipularla. Si te comes las partes seguras, obtendrás un montón de proteínas, vitamina A, y ácidos grasos saludables.
En fin, después de este repaso yo lo tengo muy claro: cuando tenga ganas de riesgo me pido una tapita de pimientos de padrón.
Nota: tal vez este post tendría que estar en Comidas con historias
(Un saludo para María)
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