Los científicos han sospechado durante mucho tiempo que la decadencia de los mayas se debió a periodos de sequía. Pero, hasta ahora, nadie sabía cuánta lluvia se habían perdido los Mayas antes de que su sociedad se desintegrara completamente. Los investigadores Martín Medina-Elizalde y Eelco Rohling publican hoy un artículo en la revista Science en el que revelan cómo, combinando los cuatro registros conocidos más detallados del colapso de la civilización –tres de lagos cercanos y uno de una estalagmita-, han llegado a la conclusión de que la reducción de la precipitación anual durante el colapso fue del 40 por ciento, y que se debió a que hubo menos y más débiles tormentas de verano en esa parte del mundo. Esto hizo que "la evaporación dominara sobre las precipitaciones, reduciendo la disponibilidad de agua rápidamente", ha señalado Rohling. Dado que el 40 por ciento es una reducción significativa pero no extrema en el volumen de las precipitaciones, los nuevos hallazgos ponen de manifiesto la sensibilidad de la Península de Yucatán y América Central a las condiciones de sequía. Y es que, a pesar de que era una civilización bien establecida, “el verano era la temporada principal de la reposición de agua dulce, ya que no hay ríos en las tierras bajas de Yucatán", de manera que la falta de lluvia causó serios trastornos sociales y el abandono de las ciudades.
Los científicos también señalan que las sequías durante la desaparición de la civilización maya clásica fueron de gravedad similar a las proyectados por el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) para el futuro cercano de la misma región.
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