En los últimos años se ha vuelto algo muy común escuchar la palabra GPS, siendo esta mencionada incluso por gente ajena al sector tecnológico. Y resulta obvio, puesto que ahora casi cualquier celular más o menos decente presume contar con dicho servicio. ¿Pero te has preguntado alguna vez cómo funciona?
Las siglas GPS hacen referencia a “Global Positioning System”, que en español se traduciría como “Sistema de Posicionamiento Global”. Su función, como su nombre lo dicta, es la de informarnos en qué punto de la tierra se encuentra cierto objeto, vehículo, animal o persona. Dependiendo claro de quien tenga el receptor GPS.
La precisión que ofrece varía de entre unos metros hasta pocos centímetros. Utilizando para ello una red de 24 satélites que se encuentran aproximadamente a 20,000 km de la tierra, y cuyas trayectorias están sincronizadas de tal forma que siempre haya cobertura en cualquier rincón terrestre.
Para determinar nuestra posición, el receptor que estemos utilizando necesita entablar contacto con mínimo 3 de esos satélites (Si todo fuera perfecto), aunque en realidad se buscan 4 o más. Estos se encuentran enviando constantemente la hora que tiene cada uno en su reloj, y es precisamente con esa información con la que el receptor GPS sincronizará su propio reloj interno, para acto seguido calcular cuánto tiempo tardan en llegarle las señales, y por último mediante triangulación, medir la distancia que existe entre los satélites y él mismo (El receptor).
Una vez que se conocen esas distancias, el receptor puede calcular su propia posición respecto a los satélites. Obteniendo así su ubicación, pero como lo hace en coordenadas terrestres (Grados de longitud y latitud), si queremos que esos datos nos sirvan visualmente, tendremos que hacer uso de algún mapa. Por eso los dispositivos GPS o los smartphones de hoy en día tienen integrados mapas.
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