miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sexo o multa: ustedes escogen, señores...

Señores, quedan notificados: mandar de vacaciones a las funciones del departamento inferior del cuerpo, y preferir la televisión al aquello en la cama matrimonial, es ilegal. ¡Así como suena!
¿Qué no? ¡Pues ya hay jurisprudencia! Resulta que la esposa de Jean-Louis G., cansada de que en la cama este no pasara de ser más que un calentador talla medium para los pies, terminó divorciándose de él y exigiéndole una indemnización por lucro cesante y hasta "brazos caídos" de su útil anatomía marital.
Los jueces le hallaron la razón y concluyeron que, después de varios años de hacerse el de la vista gorda con el sagrado deber de darles uso adecuado a las herramientas que natura le dio, debía a pagar la bobadita de 10.000 euros, contantes y sonantes.
Mejor dicho, para la justicia francesa no valen las disculpas del corte de 'estoy cansado', 'el trabajo me agobia', 'tengo fatiga crónica' o 'mi amor, estoy viendo el partido'. ¡Nada de eso!
Quiero ser clara: el fallo no dice si la insatisfecha esposa puso de su parte para levantarle las ganas a Jean-Louis, si tenía mal aliento, si se ponía ropa interior de tía, si se metía a la cama con una espantosa mascarilla en la cara o si tenía otros hábitos anafrodisíacos, pues si así fue era ella la obligada a indemnizar a la contraparte. Todo lo que se diga es especulación...
Lo que no se puede permitir es que una pareja establecida se sostenga como tal si el gusto por el otro no existe. Y esto aplica también en el caso de que el desgano afecte solo a uno de los dos. ¡Qué pereza!
No nos digamos mentiras: los polvos son la sal de toda relación de pareja; eso no se suple con terapias, criando a un perro juntos o sosteniendo charlas llenas de promesas.
La receta no es vivir metidos en la cama, pero sí asumir el reto de mantener a flote el entusiasmo, hacer lo posible por ganarse a la pareja día a día y evitar que la rutina desactive las hormonas.
Se trata de un esfuerzo consciente, de querer hacerlo. ¿O quién garantiza que mientras la mujer de Jean-Louis se quejaba, el francesito no andaba de excursión en otra cama? Con esa falta de claridad, ¡hasta yo demandaría! Hasta luego.

Fuente: http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/salud/sexo-con-esther_10334165-4

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