viernes, 9 de septiembre de 2011

Hermes (Mitología griega)

 Hermes es hijo de Zeus y Maya, la más joven de las Pléyades. Nació en una caverna del monte Cileno, al sur de Arcadia. Maya lo había concebido por obra de Zeus en plena noche, mientras dormían los dioses y los hombres. Hermes vino al mundo el cuarto día del mes, y este le quedó consagrado. Al nacer fue envuelto con bandas, como se acostumbraba entonces con los recién nacidos, y depositado en un harnero a guisa de cuan. El mismo día de su nacimiento dio muestras de una precocidad extraordinaria. A fuerza de moverse, encontró el modo de desatarse y escapar, llegando hasta Tesalia, donde su hermano Apolo servía a la sazón como pastor y guardaba los rebaños de Admeto.
Mientras Apolo, distraído con su amor por el hijo de Magnes, Himeneo, descuidaba sus deberes de pastor, Hermes le robó parte del ganado: doce vacas, cien terneras que aún no habían conocido el yugo, y un toro. Luego, atando una rama a la cola de cada uno de los animales – o según otros, calzándoles zuecos -, llevóselos a través de toda Grecia, hasta una caverna de Pilos. Sólo había sido visto por un anciano llamado Bato, único testigo cuyo silencio intentó comprar. En pilos, Hermes sacrificó dos de los animales robados, dividiéndolos en doce partes, una para cada uno de los doce dioses. Luego, después de ocultar el resto del rebaño, huyó a su gruta del Cileno. Al llegar a ella encontró en la entrada una tortuga; apoderóse del animal, vaciólo y tesó sobre la cavidad de la concha unas cuerdas fabricadas con los intestinos de los bueyes que había sacrificado; de este modo quedó construida la primera lira.



Mientras tanto, Apolo andaba buscando sus bestias por todas partes. Por fin llegó a Pilos, donde Bato le descubrió el escondite. Se decía también que Apolo había averiguado toda la historia gracias a su arte adivinatorio, observando el vuelo de las aves. Trasladóse entonces al monte Cileno, y se quejó a Maya de los robos de su hijo; pero Maya le mostró al niño, envuelto en sus pañales, y le preguntó cómo era posible que profiriese contra él una acusación semejante. Entonces Apolo requirió la presencia de Zeus, el cual ordenó al niño que restituyese los animales robados, pese a sus protestas de inocencia. Sin embargo, Apolo había visto la lira en la gruta del Cileno, y oído los sonidos que Hermes obtenía de ella. Seducido, cambió su ganado por el instrumento.

Algo más tarde, Hermes, guardando los rebaños que había adquirido como se ha dicho, inventó la flauta – la siringa, o flauta de Pan-. Apolo quiso comprarle este nuevo instrumento musical y le ofreció en pago el cayado de oro que utilizaba para guardar las manadas de Admeto. Hermes le pidió, además lecciones de arte adivinatoria. Apolo aceptó el trato, y de aquí que la vara de oro (el caduceo) figura entre los atributos de Hermes. Éste aprendió también a adivinar el porvenir sirviéndose de pequeños guijarros. Zeus, satisfecho de la habilidad y actividad de su último retoño, lo nombró su heraldo, consagrándolo particularmente a su servicio personal y al de los dioses infernales, Hades y Perséfone.


Estos mitos de la infancia de Hermes son los únicos en que este personaje desempeña el papel principal. En las leyendas, lo más corriente es que intervenga como figura secundaria, cual agente de la divinidad, protector de los héroes, etc. En la Gigantomaquia va cubierto con el casco de hades, que convierte en ser invisible al que lo lleva; gracias a ello puede matar al gigante Hipólito. En la lucha de los dioses contra los Aladas, salva a Ares sacándolo de la vasija de bronce en la que los dos gigantes lo habían metido. También Hermes, de modo análogo, salva a Zeus cuando la lucha contra Tifón, logrando quitar al monstruo los tendones del dios, que tifón había escondido en una piel de oso y cuya custodia había confiado a un dragón, Delfine, mitad mujer, mitad serpiente. Sin ser visto por su enemigo, consigue con la ayuda de Pan, volver a unir los tendones al cuerpo de Zeus, dándole con ello la posibilidad de proseguir el combate. Su intervención en todas estas aventuras se debe a su habilidad.

Aparte esto, Hermes es, simplemente, el intérprete de la voluntad divina. Después del diluvio, se presenta a Deucalión para preguntarle qué desea. De él había recibido Néfele, la madre de Frixo y Hele, el carnero de toisón de oro que salvó a sus hijo; de él también recibió Anfión la lira, Heracles la espada; Perseo, el casco de hades y los talares que lo transportaban por los aires. Interviene dos veces para salvar a Ulises: una, al transmitir a Calipso la orden de dejarlo en libertad y ayudarle a construir una almadía capaz para llevarla hasta Ítaca; otra, al darle a conocer, en los dominios de Circe, el moly, la planta mágica que lo protegerá contra los hechizos y le ahorrará la transformación degradante sufrida por sus compañeros. EN los infiernos vela sobre Heracles y le advierte de su error cuando este se dispone a entablar combate contra el fantasma de Medusa. Se encarga de encontrarle un comprador al héroe, condenado a servir como escavo para purificarse de la muerte de Ífito, y cierra trato con Ónfale. La más conocida de las aventuras en que interviene Hermes es la muerte de Argo, designado por Hera como guardián de Io, transformada en vaca. Con esta muerte se trataba de explicar el oscuro sobrenombre del dios, Argifonte, interpretado como el matador de Argo. Para servir a Zeus e impedir las venganzas de Hera, conduce al pequeño Dionisos de asilo en asilo, primero al monte Nisa, y luego a casa de Atamante. Finalmente, recibe el encargo de acompañar a las tres diosas, Hera, Afrodita y Atena, al Ida de Frigia cuando su disputa por el premio de belleza. Las condujo ante Paris, que debía ser su juez, desempeñando con ellos un papel decisivo en la ventura que iba a provocar la guerra de Troya.



Hermes pasaba por ser el dios del comercio y también del robo. Guiaba a los viajeros por los caminos; su imagen se levantaba en las encrucijadas con el aspecto de un pilar del que solo l parte superior estaba esculpida en forma de busto humano, si bien aparecía dotado de órganos viriles muy manifiestos. Velaba por los pastores, y con frecuencia era representado llevando en hombros un cordero: es el tipo conocido como “Hermes Crióforo”. Asimismo, estaba encargado, de modo muy especial, de acompañar a los Infiernos a las almas de los difuntos, función que le valía el nombre de Psicopompo, el Acompañante de las almas.

Representábase a Hermes calzado con sandalias aladas, cubriéndose la cabeza con un sombrero de ancha ala (el pétaso) y empuñando el caduceo, símbolo de sus funciones de heraldo de los dioses.




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